Entrevista Dra. Marisa Manzano

¿Quién es Marisa Manzano más allá del ámbito profesional?

Soy una persona muy familiar, muy amiga de mis amigos. Me gusta apreciar las cosas sencillas de la vida y disfrutarlas en compañía, una buena comida, una exposición de arte… También me encanta viajar, el ver otros mundos te da otras visiones, amplía tu manera de pensar y de ver las cosas.

¿Por qué elegiste la medicina y específicamente ser doctora en cirugía?

Fue fácil y difícil. Yo no tuve lo que se dice una vocación muy temprana, de pequeña era muy imaginativa, me disfrazaba y soñaba con ser mil cosas diferentes. Pero en el momento de la selectividad, tenía como referentes a mi madre, que también ejerce la medicina,  y a mi padre, licenciado en derecho, que eran los dos mundos que conocía. Y fue mi padre el que me aconsejó que, tal y como me veía por mi manera de ser, creía que encajaba mejor en la medicina, una profesión liberal más independiente. Y como además, la biología me encantaba, decidí hacerle caso.

Y ahora te apasiona tu trabajo, ¿cuando hiciste “click” y te enamoraste de lo que haces?

En cuarto de medicina, que fue cuando podíamos hacer rotaciones en diferentes servicios y yo me apunté al servicio de cirugía, y allí me dije: ¡uy, esto es lo mío!; y vi claro que mi especialidad tenía que ser quirúrgica o médico quirúrgica porque se trabaja con las manos, y a mí siempre me ha gustado hacer cosas con las manos, ¡fui una niña brillante en manualidades!

¿Y de ahí, cómo fue el salto a la cirugía plástica?

Al sacarme el MIR con bastante buena nota pude escoger, y enseguida me decanté por la cirugía plástica. Me llamó la atención la parte de estética y también la de patología, sobre todo la especialización en quemados. Y por eso empecé esta especialidad en la unidad de quemados, dentro de  un hospital de referencia nacional en Madrid durante cinco años. Allí traté muchos casos, hice rotación a otros centros, y también aproveché para seguir adquiriendo más conocimiento formándome en cursos de dermatología quirúrgica, entre otros.

Cuando volviste a Barcelona seguiste en el ámbito hospitalario…

Sí, entré a llevar la Unidad de Plástica en el Hospital de Martorell y de ahí pasé a  Sant Joan de Déu en Barcelona. Y en este centro, que es un hospital maternoinfantil, ejerzo desde  el año 2007 hasta hoy como única cirujana plástica. Colaboro, tanto del Servicio de Ginecología y Obstetricia, como en ell Servicio de Cirugía Pediátrica. Doy apoyo en todas aquellas patologías en las que se necesita mi ayuda.

Y paralelamente montaste tu propia consulta.

Eso es; primero como socia en un centro con otros profesionales y desde el año 2021  con mi propio equipo dentro de la Clínica Sagrada Familia. También soy la cirujano plástica titular de los centros de Agrupación Mutua que hay en Barcelona, donde me encargo de toda la cirugía dermatológica.

Al trabajar tanto tiempo en un hospital como Sant Joan de Déu, con adolescentes y jóvenes hasta los 21 años, tendrás especial sensibilidad hacia este colectivo cuya demanda de operaciones estéticas es cada vez más temprana…

Es difícil porque la adolescencia es un período extremadamente delicado ya que la personalidad no está del todo formada y todavía no se sabe con rotundidad lo que uno quiere. Por eso contar con alguien externo a tu familia que te dé una opinión objetiva, profesional y sobre todo empática, porque no hay que olvidar que el adolescente en muchos casos ve a los demás como agresores hacia su pensamiento, es fundamental. Yo intento integrar, escuchar al joven y a su entorno; y sobre todo aconsejo siempre pensando en el mañana, porque la adolescencia pasa y hay que valorar lo que se hace al cuerpo siempre en clave de futuro.

¿Cuáles son las operaciones más demandadas por la gente más joven?

Cirugía mamaria en adolescentes que, a raíz de fuertes cambios hormonales a veces con subida y bajadas de peso importantes, acaban perdiendo kilos, lo cual genera unas secuelas que hay que tratar. Las jóvenes hoy sufren una enorme exposición y presión social sobre la percepción del cuerpo y la apariencia por culpa de las redes; el resultado es que estamos viendo unas inseguridades y un desasosiego psicológico que antes no existían.

¿Cómo es de importante la vertiente humana en tu trabajo?

Lo es todo. Ayudar en este momento, para mí es extraordinariamente satisfactorio. La alegrías más grandes me han venido de pacientes que han venido a verme al cabo de los años recordando lo que les ayudé en un momento delicado de sus vidas. Hace poco operé a un niño de una ginecomastia grave y cuando este se vió sin el vendaje, aún tumbado en la camilla, me dijo que me tenía que abrazar, lloraba. Y yo le contesté, ¡no voy a dejar que me abraces porque lo voy a hacer yo! Estas son las cosas que me mueven a continuar haciendo lo que hago .

¿Está cambiando la relación médico paciente, se ha hecho con los años más cercana y menos fría?

Para mí esto es fundamental. Hoy se es más transparente en todo, y esa transparencia obliga a dar más información y con ello a implicarse más, existe una implicación emocional con tu paciente que es necesaria. Yo “sufro” con ellos en el buen sentido, les brindo un acompañamiento real. Quizás antes era un contacto más frío y distante el de médico-paciente y ahora es de tú a tú. Y eso es bueno, ha mejorado. La enfermedad como tal no existe, lo que existen son personas que están pasando una enfermedad, y entender eso es lo que hace que nuestra profesión sea tan bonita y universal.

Una persona que llega a tu consulta, obviamente quiere cambiar o mejorar algo que le incomoda o que le hace sentir cierto grado de inseguridad…

Efectivamente. Lo difícil es distinguir si esa inseguridad es patológica o si viene de algún aspecto puntual que cambiándolo hará que mejore. Manejar este aspecto no es sencillo, pero esto te lo da la experiencia.

Hablando de cambios en el propio cuerpo, la cirugía transgénero es un tema sin duda de enorme actualidad.

Hoy se trata más abiertamente y hay más sensibilidad general hacia la fluidez de género, lo que es un avance. Cuando hablamos de una intervención quirúrgica de cambio de sexo, creo que en determinados casos se están tomando decisiones a edades demasiado tempranas. Es verdad que si no haces el cambio hormonal pronto, después el cuerpo evoluciona de una manera que es más difícil hacer ese paso; pero es muy importante entender que hay que darle un enfoque multidisciplinar, donde estén implicados psicólogo, psiquiatra, endocrino, cirujano plástico y cirugía general en el tema genital. Y a nivel quirúrgico, no hacerlo a una edad muy temprana. Una cosa es empezar el tratamiento hormonal (con filtro psiquiátrico, psicológico y endocrino), y otra, ir a quirófano, para lo que hay que estar muy convencido y se deben hacer varias visitas con el paciente. Yo he realizado operaciones de cirugía mamaria en transiciones de mujer a hombre y de hombre a mujer, y las mastectomías por ejemplo, son irreversibles; ese pecho que se quiere eliminar ya no volverá nunca a ser como antes. Ese poder estar, entender, ayudar y dar el tiempo necesario para que sea una decisión muy meditada es muy importante en mi trabajo.

Se te reconoce como especialista en cirugía mamaria. Si hablamos de prótesis, cómo enfocas con tus pacientes el tema de la medida, por ejemplo.

Se trata de un diálogo. Hoy tenemos la gran suerte de que gracias a la inteligencia artificial contamos con simuladores; estos nos enseñan cómo quedaría en aquella persona una prótesis de tal o cual tamaño y vemos ese nuevo cuerpo en la pantalla. También tenemos medidores externos para observarse ante el espejo. Después hay que llegar a un acuerdo; siempre explico a mis pacientes que el volumen no es lo importante, sino que ellas tienen que reconocer ese cuerpo como propio y encontrarse cómodas con él en cualquier situación de su vida, para hacer deporte, para trabajar, para lucir o verse desnudas; es necesario pensarlo bien. Por suerte llevo muchos años trabajando este tema y suelen confiar en mí.

¿Cómo se consigue esa solidez?

Afortunadamente puedo decir que no tengo ninguna paciente que me haya dicho que me equivoqué aconsejándola o que no haya quedado contenta con el resultado. Se me conoce ante todo por buscar la naturalidad en mis intervenciones, y mi labor pasa por conseguir que se sientan a gusto con los cambios que hagan y por extensión, consigo mismas. Un proceso quirúrgico es como estar en una barca donde vamos el paciente y yo, y necesitamos remar en equipo para llegar a buen puerto, con una buena comunicación entre nosotros.

Hablemos de futuro, ¿la gran revolución de la cirugía estética vendrá definitivamente de la mano de la investigación en células madre?

Sí, y por eso realicé un curso sobre el tema, “Cell and Regenerative Biology” en la Extension School de la Universidad de Harvard. Creo que es el futuro en muchos sentidos. En realidad nuestro cuerpo es capaz de regenerar lo que sea. El problema es que no lo hace porque tenemos un sistema inmunitario que nos protege contra eso. Si te cortas una mano, no te vuelva a crecer porque tienes esa reacción inflamatoria e inmunológica de reparación, que lo que intenta es cerrar el muñón. Es sabido que esto en las lagartijas no ocurre, les cortas la cola y les vuelve a crecer porque sus células están diseñadas así, no provocan ninguna reacción inmunológica. Ahora se está haciendo inmunología contra el cáncer, terapia oncológica individualizada en función de cada paciente. Y todo va alrededor de lo mismo: cómo podemos controlar determinados procesos metabólicos de nuestro cuerpo para que este funcione mejor y regenere más. La base de todo esto la tenemos en nuestro código genético, y el primigenio original está en las células madre. Si eres capaz de controlarlo, eres capaz de todo. En el futuro veremos cosas increíbles.

En cirugía estética existen tendencias, ¿cuáles son las actuales según tu criterio?

Son varias. Una es la de pacientes que llevan implantes de mama desde hace tiempo y se los están retirando. Lo que realizamos es tanto remodelar la mama como hacer lipotransferencias para mejorar la forma y el tamaño de ese pecho que se ha vaciado de un antiguo implante. La otra tendencia es la definición corporal, a nivel abdominal, de espalda, etc., que es un plus a la liposucción de hace veinte años y es mucho más específica; y luego está la revolución de los tratamientos mínimamente invasivos. La gente quiere verse bien, natural, y las máquinas hoy nos ayudan a conseguir magníficos resultados sin postoperatorios importantes, así como tratamientos que te permiten seguir con tu vida habitual.

Es fundamental en tu profesión actualizar conocimientos.

La ciencia se actualiza constantemente y nosotros también debemos hacerlo para dar el mejor servicio posible. Además, para seguir perteneciendo a nuestras respectivas sociedades científicas (entre otras pertenezco a SECPRE, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética ) estamos obligados a actualizarnos con el objetivo de realizar una serie de certificaciones periódicas. Gracias a trabajar en Sant Joan De Déu, tengo un vínculo con el Boston Children’s Hospital que depende de Harvard, eso me ha permitido un contacto cercano con colegas de allí y viajo regularmente para adquirir diversas formaciones específicas.

Has mencionado las sociedades científicas, y tú perteneces a varias de estas asociaciones, ¿qué significa esto exactamente?

Estas agrupaciones de prestigio solo te aceptan por tus méritos en un determinado campo. Presentas tu currículum, tus logros; y un comité decide o no el acogerte. Es un honor haber accedido a ellas, eso da confianza y seguridad a mis pacientes.

Esto entronca con el concepto Patient Safety, ¿puedes explicar qué es?

El concepto de Seguridad del Paciente ha entrado hace poco en cirugía plástica. Consiste en que cualquier procedimiento quirúrgico tenga un protocolo definido, con una serie de pasos certificados a seguir, de cara a asegurar el mejor resultado posible. Por ejemplo, antes de una cirugía, necesitas siempre tener un estudio preoperatorio. Si yo no hago eso, puedo obviar, por ejemplo,  que la paciente tenga una anemia, y si le hago una liposucción de cinco litros con una pérdida de un litro y medio, en el postoperatorio lo va a pasar mal. Pero si previamente veo que está baja de hemoglobina y preparo la operación con tiempo y una suplementación, el resultado será distinto.

Este protocolo implica seguridad en el antes, durante y después, ¿no es así?

Sí, la cirugía hay que hacerla en un centro certificado con personal titulado convenientemente. La mayoría de las complicaciones que ocurren en nuestra especialidad se deben a que se hacen en lugares inapropiados, por profesionales que no cumplen los requisitos, o con materiales que no son los adecuados. Y esto pasa por un tema de dinero, es más barato. Si quieres seguridad, tiene un coste. También es importante comprobar antes que tu médico sea un cirujano plástico certificado. En el malogrado caso de la fallecida Sara Gómez que saltó a los medios, esta mujer tuvo 26 perforaciones intestinales; el profesional que lo hizo era cirujano cardíaco pero no plástico. Tenía conocimientos quirúrgicos, pero no de cirugía plástica. Yo no entraría a hacer un bypass cardíaco, al igual que un cardiólogo no tendría que ponerse a realizar una liposucción por fácil que parezca; porque en cirugía nada lo es.

Más aspectos relacionados con esta seguridad son los controles en las dosis de medicaciones, los productos que utilizas, el equipo…

Efectivamente. Otros problemas pueden surgir a causa de una comunicación inadecuada del paciente con el equipo médico que intervenga, y que la información no fluya correctamente entre los miembros de ese mismo equipo entre sí. Esto hay que cuidarlo en extremo, en casos de alergias por ejemplo es básico.  Además, todos mis pacientes tienen un teléfono de contacto para cualquier cosa; estamos disponibles las 24 horas/7 días.

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