Quién no se ha fijado alguna vez en la diferencia evidente entre una cara bien tratada y joven, pero que, sin embargo, contrasta con un cuello y un escote con arrugas y manchas. Sucede igual que con las manos, estas dos zonas acusan el paso del tiempo, además de sufrir una exposición al sol y a otros agentes del medioambiente a lo largo de los años que son dañinos.
Dependiendo del problema a tratar podemos realizar diversos tratamientos.
En el caso de una piel apagada y que presente una flacidez leve, se podrá aplicar un tratamiento combinado con estimuladores de colágeno y vitaminas que devuelve la tersura.
A veces aparecen pequeños fibromas que se enganchan con los collares o simplemente van creciendo en tamaño y número. El láser en estos casos puede eliminarlos.
Para disimular arrugas muy marcadas de tipo horizontal, podemos optar por el ácido hialurónico.
En ocasiones, los neuromoduladores mejoran el óvalo y las bandas verticales.
Los hilos tensores en flacidez leve-moderada son una buena opción no quirúrgica, que se complementan con estimuladores de colágeno para mantener los efectos más tiempo.
Y si lo que molesta es el exceso de grasa, podemos resolverlo con infiltraciones para reducirla o realizar una mini liposucción localizada.
Con los diferentes tratamientos propuestos tratamos flacidez, arrugas horizontales, bandas verticales, exceso de grasa y falta de tono en el cuello.
La valoración la debemos hacer los cirujanos plásticos, porque según la expectativa que se tenga el tratamiento será uno u otro. Con la cirugía los resultados son más duraderos y evidentes.
Sí, siempre la combinación de varias técnicas que tratan a diferentes niveles los tejidos resultará en un mejor resultado.
Sí, todos los tratamientos mencionados se realizan con anestesia tópica más local.
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